En los últimos tiempos, se ha hablado de un combate frontal a la corrupción en todos los ámbitos, tanto en lo público como en lo privado, lo cual comparte plenamente AMELAF.
En la actualidad, las empresas e instituciones deben invertir para alcanzar una cultura de integridad que les permita evitar posibles prácticas alejadas de la norma y paralelamente, cumplir con los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas en el manejo de recursos.
En este sentido, los actores sociales y económicos deben prepararse para implementar una política de Integridad, con el compromiso de la Alta Dirección, que permita articular de manera adecuada sus controles anti-corrupción y alcanzar un entorno de transparencia, rendición de cuentas e integridad, desarrollando e implementando códigos de ética y de conducta, que orienten su actuación y coadyuven a prevenir y disuadir conductas impropias que puedan generar conflictos y minar el clima organizacional.
En razón de lo anterior, las empresas e instituciones, deben implementar la mejora continua para combatir potenciales actos de corrupción y lograr que sus actividades se realicen bajo principios de ética, integridad, transparencia y confiabilidad.